Jefferson Aveiga, Testimonio Alumni

Cristian Hernández, Testimonio Alumni

Dejar el segundo nido, ¿fácil o difícil?

Adentrarse en la vida y saber que a medida que crecemos las cosas se van poniendo difíciles, es lo que hace que la vida sea interesante.

Ingresar a la PUCESD, fue justamente un proceso difícil, no por los trámites meramente burocráticos, sino más bien porque al ingresar a esta casona universitaria sabía que todo cambiaría radicalmente, y fue ese cambio el que me hizo ver la vida de otra manera.

En marzo del 2006 decidí ingresar a la Universidad Católica Sede Santo Domingo, convencido de que no iba a ser fácil y para hacerlo aún más difícil decidí ingresar a la carrera de comunicación social; soy sincero, al principio descubrí que el análisis de textos, la comprensión de discurso y diálogos, el lenguaje audiovisual y las interminables clases de Jesucristo y la persona de hoy no eran para mí.

Así nacen las grandes historias por cosas que al principio no nos agradan. Con el pasar de los días y dos semestres comprendí que la comunicación social formaba parte de mí, era algo natural para mí, tener facilidad de palabra y saber que a través del diálogo se pueden conseguir grandes cosas fue lo que me motivó a seguir adelante.

Los años pasaron y finalmente egresé con la convicción de comerme el mundo con mi nueva profesión, pero también con sentimientos encontrados, puesto que el segundo nido, esa casona universitaria, ese lugar donde se forja el pensamiento crítico de todos, ya no sería parte de mi rutina diaria, me fui alejando de aquellas calles, árboles, aulas que cimentaron mi pensamiento.

La vida no ha sido fácil, abandonar el segundo nido tampoco, pero de lo que si estoy seguro es que en la PUCESD aprendí tres cosas que han guiado mi vida, tanto en lo laboral como en lo personal y familiar, esos tres preceptos están en cada actividad que realizo; amar a Dios por sobre todas las cosas, entregarme incondicionalmente a mi familia, soporte diario que me anima a seguir adelante y querer a mi Patria.

Abandonar el segundo nido definitivamente no fue fácil…

Lcdo. Jefferson Aveiga, Alumni

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